Mata Hari, la espía que paseó por Vigo.

El Casco Vello de Vigo ha sido testigo de la presencia –aunque normalmente por breve tiempo- de personajes que han dejado una profunda huella en la historia: príncipes, estadistas, artistas … pasaron y pasearon sus horas por los muelles y las calles de una ciudad que durante décadas fue una escala obligada en las largas y muchas veces difíciles  travesías marítimas.

Mata Hari, en su época de máximo esplendor como artista.

Una de esas leves presencias en Vigo fue la de la holandesa Margaretta Gertrude Zelle; posiblemente con ese nombre ni en su época ni ahora sería reconocida; pero si utilizamos su nombre artístico, “Mata Hari”, pocos serán los que no evoquen el misterio, la sutileza o el falso esplendor del mundo de los espías.  Y nuevamente, si nos ciñesemos a la realidad, estaríamos equivocados. Porque según revelan los estudios más profundos sobre el personaje, lo cierto es que la actividad como espía de Mata Hari fue más bien poco trascendente, centrada sobre todo al final de su carrera, cuando la necesidad de mantener el alto nivel de ingresos que requería su gusto por la buena vida  pero que ya no podía obtener de su actividad como artista de “variettes”- pues su época de esplendor había quedado  atrás-, la llevo al juego del espionaje. El caso es que, azuzada por esta necesidad, se ofreció como agente a los servicios de inteligencia de varios ejércitos  en los tiempos de la Primera Guerra Mundial y, en el complicado juego de información y contrainformación en el que se introdujo, terminó convirtiéndose en el chivo expiatorio de una sociedad francesa que aprovechó para ajustar cuentas con ella por su osadía contra las costumbres y la moralidad decimonónica:  ser la primera artista europea en realizar un “streap tease” tuvo su precio.

El desaparecido Hotel Continental, donde se alojaron muchos de los visitantes ilustres de Vigo durante décadas.

Al final, la enorme repercusión pública de su caso y el tamizado de la historia por la eficaz maquinaria del cine de Hollywood, hicieron de su nombre el verdadero epítome de la fantasía colectiva sobre el espionaje. Pero antes de que toda esta farsa llegará a su trágico final lo cierto es que, por lo menos uno de sus actos más importantes, se desarrolló en las calles de Vigo, por donde nuestra protagonista pasó hasta en cuatro ocasiones a lo largo de 1916; la última de ellas en diciembre, tan sólo un par de meses antes de su detención y apenas un año antes de su fusilamiento, del que el próximo mes de octubre se cumplirá un siglo.

Según se relata en las actas de su juicio en el muelle de Vigo, durante esa última visita, se produjo un encuentro que a la larga tendría una gran transcendencia en su condena:  su indiscutible encanto y su proverbial falta de discreción hacen que contacte y comente el temor  sobre el futuro de su amante  ruso con el agregado de la embajada holandesa en nuestra ciudad, Martial Cazeaux,  en realidad un espía, quien se ofrece a mediar con el ejército zarista. En ese encuentro Mata Hari comenta también que el  matrimonio Allard, con el que realizó la travesía que la trajo a Vigo, está formado por una mujer que es espía de los alemanes y por un hombre que es espía de los ingleses. Esta indiscreción será considerado como revelación de la identidad de un informante aliado y, a la postre, se convierte en uno de los cargos que la lleva al paredón.

Última fotografía de Mata Hari, poco antes de su fusilamiento.

 

Sorprende en toda esta historia que, a pesar de la fama que la artista había acumulado a lo largo de décadas, su presencia en nuestra ciudad pasara totalmente inadvertida, y que de la misma no se tuviese constancia hasta conocerse las actas del juicio; no sorprende tanto, sin embargo, el papel de Vigo como escenario de esta casi tragicomedia, pues nuestra ciudad se había convertido en los difíciles años de la primera guerra mundial en un verdadero enclave de informantes dada su privilegiada situación y el gran número de escalas que realizaban barcos de distintas nacionalidades que tenían vetado el acceso a los puertos de las naciones enfrentadas.

O novo Casco Vello de Vigo

Facebook

Twitter