Ahí, en la Praza da Igrexa, ante la misma Colegiata, está el bar La Colegiala, que reabrió con éxito desde el primer minuto César F. Vidal, (ex del restaurante Bonano y del café Bizarro) antes de largarse a Londres. Es mínimo aunque sus pinchos innovadores, cultos y sabrosos y su política de precios asequibles, unido a una buena política de Facebook, ha traído al barrio viejo una clientela joven y guapa que ocupa del atrio eclesial en charla amigable. La iglesia vuelve a tener un atrio vivo aunque no sea por razones pías.
Texto: Fernando Franco
Fotografía: Javier Teniente