Por Cesáreo Padrón Conde, arquitecto.
Imagen de Vigo desde la ría.
Es obvio decir que la situación económica actual ha puesto, lleva haciéndolo durante los últimos años, en grave crisis el avance de la edificación de nueva planta. En este panorama, dos líneas de actuación arquitectónica parecen llevar un desarrollo, aunque sin excesiva euforia, todo sea dicho, algo más alegre. Por un lado el área de la eficiencia energética y las energías renovables. Por otro, la recuperación paulatina del parque edificatorio tradicional, en ciudades y poblaciones rurales. Vamos a centrarnos en esta segunda vía. ¿Qué particularidad tienen los núcleos históricos de las ciudades?, ¿qué supone para el resto de la urbe su recuperación?, ¿en qué beneficia a sus habitantes?, ¿dónde ponemos los límites de la intervención?, ¿cómo se lleva a cabo esa acción reparadora?, qué condicionantes conlleva actuar en ese particular entorno?, ¿cómo se materializan arquitectónicamente las rehabilitaciones?… En esta publicación intentaremos dar respuesta a las primeras cuestiones planteadas, siendo conscientes del riesgo que corremos al generalizar conclusiones, a causa del abanico de variabilidad urbana existente.
La fisonomía del núcleo histórico de la ciudad, es resultado, fundamentalmente, de la ubicación topográfica y de los avatares históricos que haya sufrido a lo largo de su vida.
Plano defensivo de la ciudad de Vigo, ingenieros militares 1774.
Consecuencia de la primera es su crecimiento orgánico, sin más regulación que el mejor acomodo geográfico de sus espacios públicos, por lo que sus calles suelen ser generalmente empinadas, estrechas y tortuosas. La segunda causa fisonómica, las acciones históricas que intervienen en su formación y desarrollo, son mucho más diversas y específicas de cada urbe. Pueden ser por ejemplo, las comunicaciones con el entorno, la actividad mercantil desarrollada, la existencia de murallas, la transformación trascendente de vías y espacios públicos, etc.
El desarrollo de estos espacios históricos.
Ortofoto de la ciudad de Vigo, resultado de los vuelos americanos de 1956.
Normalmente han sido los protagonistas de la trama urbana hasta la explosión demográfica de las ciudades, donde la expansión y los ensanches de las mismas relevaron a un segundo plano la actividad social en ellos. La mejora de las comunicaciones intraurbanas favorecieron enormemente dicho proceso. Esto vino sucediendo, en casi la totalidad de las urbes, desde la segunda mitad del siglo XIX, pero fue sobre todo durante el siglo siguiente cuando socialmente se le dio la puntilla a estos espacios, primando a partir de entonces en ellos, la despoblación y el abandono, con la consecuente decadencia paulatina de sus edificaciones y espacios públicos y la aparición de sectores sociales marginales. ¿Porqué recuperar estas áreas?
Calle Ferrería, Vigo.
Las razones son muy diversas. Por un lado, la revalorización y puesta de actualidad de la historia urbana de la ciudad: la recuperación de edificaciones emblemáticas y la reutilización de los espacios públicos. Por otro, la mejora de la relación social-urbana entre el núcleo histórico y la ciudad que lo rodea. Durante mucho tiempo, el abandono de estos espacios supuso una ruptura física en la continuidad de la trama urbana, de tal forma que los barrios circundantes no mantenían una relación fluida entre sí. También la recuperación del parque edificatorio existente en el centro urbano supone la más inteligente de las gestiones de suelo que podamos llevar a cabo hoy en día. Los límites de la actuación son difíciles de establecer de manera general.
Actual delimitación urbanística del planeamiento del Casco Vello de Vigo.
El ámbito de necesidad regenerativa es variable en cada ciudad. Y lo es, porque la relevancia de los cascos históricos no es siempre la misma. Los estados de conservación son también variables. Dentro incluso de la propia trama urbana, pueden coexistir áreas con marcada desigualdad, conviviendo zonas de alta actividad con otras más inactivas. No es pues fácil definir un límite concreto del ámbito de actuación, pero sí es, sin embargo, comprensible que sea necesario hacerlo, por practicidad, funcionalidad, programación, etc. Hoy la tendencia, en las principales ciudades, es la confección de normativa urbanística específica para el ámbito histórico y ésta marca de manera precisa los límites hasta donde es obligada su aplicación. Así pues, este suele ser un primer punto de partida. ¿Cómo se materializan las propuestas regenerativas de los espacios históricos urbanos?
Calles San Sebastián y Ferrería, Vigo.
Primero es necesaria la recuperación material, es decir, la rehabilitación física de los edificios de viviendas, de los monumentos históricos, de las calles, de las plazas públicas y de sus servicios. Esta acción es relativamente programable y controlable. Depende, en gran medida, de la voluntad y la economía que para ella tenga el ámbito público y la iniciativa privada. Posteriormente vendrá la regeneración social, la repoblación de esos espacios físicos, ya rehabilitados, la ocupación de las nuevas viviendas, la apertura de actividades mercantiles, la asignación de nuevos usos, administrativos, sanitarios, docentes, etc, en inmuebles recuperados y la realización de actividades lúdicas, religiosas, sociales en sus espacios públicos. Esta segunda vía, surge como consecuencia del buen hacer de la primera. Es mucho más impredecible e incontrolable, también mucho más lenta en su desarrollo.
Esta primera publicación, con una tendencia más técnica dentro del ámbito en el que se inserta, es el arranque de una línea de reflexión arquitectónica y constructiva basada en las actuaciones llevadas a cabo por el Consorcio Casco Vello en la ciudad de Vigo.
Continuaremos reflexionando con los condicionantes con los que se encuentra el proceso de rehabilitación en este entorno urbano.
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