La Barroca, la fuente más antigua de Vigo

 

Ahora que la sequía nos tiene con el agua al cuello (pero cabeza abajo) no está de más recordar que el Casco Vello alberga alguna de las fuentes con más tradición de Vigo de las que, literalmente, bebe la historia de nuestra ciudad,que fue creciendo en torno a ellas.

Más o menos documentadas, más o menos visibles o más o menos decoradas en el interior del Casco Vello existen o existieron casi una docena de surtidores a los que deben su nombre calles o barrios de la ciudad (La Falperra, Pracer…). El más antiguo de todos los que han sobrevivido es, según señalan las crónicas de la ciudad, el de la Barroca, situada en la zona de Poboadores, bajo la mole abandonada del antiguo asilo y muy cerca de un antiguo lavadero que todavía utilizan ocasionalmente los vecinos de este barrio. Es una de las 350 fuentes catalogadas en la ciudad, aunque tan sólo una porción muy pequeña de las mismas -menos del diez por ciento- tienes aguas consideradas aptas para el consumo humano.

Se trata de una fuente que se nutre de un  manantial natural, sin conexión a ninguna obra hidráulica, por lo que desde hace años  se la considera no potable. El nombre de la Barroca no tiene nada que ver, al parecer, con el movimiento artístico que caracterízó el siglo XVI, ni con las perlas irregulares portuguesas, sino que deriva de la raíz galaico-leonesa-portuguesa Barrouca que se refiere a zonas barrancosas, con fuertes pendientes como lo es, efectivamente, donde se asienta esta modestísima fuente. De hecho, se limita a un caño adosado a la pared del que cae un pequeño chorro sobre una piedra, bastante erosionada ya. Sin duda tan solo una gota del inmenso caudal que una ciudad como Vigo necesita hoy en día para subsistir, pero también un buen recordatorio de que bien canalizadas, la suma de las cosas más pequeñas puede llevar a grandes objetivos.

 

 

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