¡Uf, qué placer!
Yo me sumergí no pocas veces en las profundidades submarinas del UF. Treinta y dos años lleva resistiendo las modas, los vaivenes y los temporales del capitalismo este café UF de la calle Placer, 19, que, si no recuerdo mal, se montó con una indemnización del Metal en una de sus reconversiones. Un lugar de reunión, de debate, de agitación cultural y política; un punto de encuentro para los artistas, un centro de operaciones para colectivos ciudadanos. Y, por supuesto y antes de nada, un lugar para tomarse una copa sin más pretensiones o ante alguna de las actuaciones que se suceden en su teatrillo “underground”. No vayáis, dicho todo esto, buscando diseño de interiores ni marimorenas posmodernas o arquitecturas efímeras.
Dado que tanto Fracisco Araújo como José Luis Feijóo, sus directores generales como quien dice, son gente poco dada a las relaciones públicas, solo se explica tal supervivencia por la honestidad de trayectoria del local, que siempre fue un ágora abierta a lo alternativo, a lo antisistema, a colectivos culturales de poetas, cinéfilos… A lo largo de más de 30 años el café ha sido un “meet point” cuyo espacio tanto se dedicó a sala de exposiciones o de cine como de librería en la que se pueden hallar inesperadas obras o revistas. Tanto vimos allí a Otelo Saraiva de Carvalho, instigador de la Revolución de los Claveles portuguesa, como al filósofo García Calvo o a la especialista en música sefardí Judith Cohen, pero siempre sin perder su carácter sencillo y familiar. Ya veis, gente rara al “stablishment”, al sistema.
Texto: Fernando Franco
Fotografía: Javier Teniente