Nada nuevo bajo el sol

5 de mayo.- Al margen del resultado deportivo, la participación del Real Club Celta de Vigo en la Semifinal de la Europa League de fútbol trajo hasta nuestra ciudad un verdadero desembarco de hinchas británicos, que durante un par de días llenaron buena parte del Casco Vello y sus aledaños.

Como la fama de estos “fans” les precede se temía que su presencia pudiera suponer más perjuicio que beneficio y, con buen sentido, muchos establecimientos de la zona, en coordinación con las autoridades locales y policiales adoptaron distintas medidas para evitar altercados.

La presencia de flotas extranjeras en el puerto vigués fue muy frecuente a lo largo de los siglos XIX y XX.

 

Seguidores del Manchester United en el Casco Vello de Vigo.

Afortunadamente, salvo un par de incidentes aislados, la convivencia entre las aficiones y el resto de los ciudadanos se desarrolló sin mayores problemas. Y eso a pesar de que, aunque el paso del tiempo ha propiciado su olvido, los antecedentes de encontronazos entre grupos de británicos y los vecinos vigueses tienen una larga trayectoria, como se puede descubrir fácilmente revisando las hemerotecas de los diarios de la ciudad, en los que menudean los relatos de  desmanes de  marinos británicos en alguna de las frecuentes visitas de su flota a la ría.

Como botón de muestra de que si las piedras del Casco Vello hablaran la leyenda de la flema británica se desharía más rápido que un terrón de azucar en una taza de té, recogemos el relato que el FARO DE VIGO hace de una de estas visitas, el 29 de marzo de 1887, hace algo más de 130 años.

La ciudad vivió un día agitado debido a las numerosas peleas que protagonizaron los marineros de los barcos de la escuadra inglesa que se encontraban en el puerto. Se habían organizado numerosas fiestas , ya que todos tenían permiso para abandonar sus embarcaciones. Se registraron varios heridos y también detenidos. La Policía Local y la Guardia Civil tuvieron que pedir refuerzos para controlar la situación de tensión que se había creado. El ayuntamiento de Vigo mostró su preocupación por estos sucesos y además pidió explicaciones a los responsables militares de los barcos”.

En descargo de los hijos de la Gran Bretaña hay que aclarar que no tenían la exclusividad de estas peleas, y que alemanes y norteamericanos dejaron también frecuentes muestras de que lo que supone recibir a una marinería dispuesta a desfogarse después de días o semanas de navegación.

Obviamente, además, no todo era negativo en estas visitas. Por ejemplo, dejando de lado el beneficio económico para los negocios de la ciudad, y para cerrar un tanto el círculo de lo que se vivió en Vigo ayer, nuestra ciudad fue una de las primeras de España en las que se pudo asistir a un encuentro de lo que por entonces era casi una excentricidad inglesa: un enfrentamiento en el que en vez de llegar a las manos, se recurría a los pies (foot)  y a una pelota (ball).

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