La placa de A Gamboa
No está muy sobrado el conjunto del Casco Vello de elementos decorativos, al margen de los propios alardes escultóricos que recubren las fachadas pétreas de muchos de sus edificios. Dejando aparte los escudos nobiliarios que presiden algunas de las viviendas tan sólo un par de monumentos situados en la parta alta del barrio o el dedicado al Marinero en el Berbés, y algún elemento como imágenes de santos o relojes de sol inscritas en sus paredes pueden alcanzar la categoría de “decoración” del barrio. A estas excepciones habría que añadir algunas placas conmemorativas, entre las que destaca por su calidad la realizada por el artista vigués Alejandro Curty para conmemorar el primer centenario de la Reconquista de la ciudad en 1809, y que se encuentra situada en la parte alta de la calle de La Victoria, justo enfrente de A Gamboa, donde tuvo lugar el acontecimiento más recordado de la toma de la ciudad por parte de las milicias viguesas.
La placa esta rodeada de un marco de bronce que semeja una corona floral en uno de sus laterales, con una banda que se descuelga por debajo de la misma y en la que se puede leer la fecha de su instalación y la fecha de la efeméride que conmemora. Cuenta asimismo en la esquina superior derecha con un escudo de Vigo que incluye el “motto” de la ciudad. En la parte inferior aparece el nombre del artista y la indicación de la fundición . El conjunto fue realizado en los talleres de Fernández Landín y sobre una lapida de mármol se recoge el siguiente texto: “A los HEROES que el 28 de marzo de 1809 reconquistaron esta plaza del poder de Napoleón Bonaparte. El ayuntamiento de Vigo en el primer centenario”.
Su ubicación fue objeto de un amplio debate entre las fuerzas vivas de la ciudad, y hasta incluso se pensó en cambiar el nombre a la Puerta del Sol, renombrándola como Plaza de la Reconquista e instalarla allí. Finalmente fue inaugrada durante los actos conmemorativos del primer centenario de la Reconquista por el entonces alcalde Ricardo Senra , y tras un paréntesis en que fue retirada y depositada en el almacén municipal de Lavadores volvió a su ubicación inicial dando un toque realmente notable a la fachada que la alberga.
Del mismo autor, artista que tuvo gran renombre a principios del siglo XIX en nuestra ciudad, son otras dos placas que sirvieron para denominar a la Avenida de Sanjurjo Badía y la Calle de López Mora (ésta atribuida, aunque sin confirmación plena de su autoría), que tras algunas restauraciones y cambio de ubicación siguen siendo hoy elementos realmente identificadores de estas dos vías.