Tiene un corazón de oro y lo saben tanto los humanos que la conocen como los gatos descarriados que diariamente acuden a su casa a la misma hora. Cuando llegó a la calle Pobladores en 1972 el barrio empezaba a manifestar síntomas de deterioro, es cierto, aunque rebosaba vida. “Ahora a la calle -dice ella- le han renovado la piel y los huesos, pero la gente vive más de puertas hacia adentro”. Recuerda de aquellos años 70 en las cercanías de su casa la tienda del señor Benito, la de Hortensia, la de Marina o la del “Chora pola nai”, una barbería, los hornos de Hermosinda, La Barroca o el de Amparo, bares como el Bayona, Beade, Oregón o Cíes… Enma Nieves Faure, que es nieta de titiriteros que se asentaron en Vigo, nació en 1936 allá por la Vía Hispanidad, llamada Panamá en su tiempo. Casó en 1971 con un marinero con el que se vino al barrio viejo y del que enviudaría, pero a ella siempre le gustó trabajar y sus últimos 22 años de vida laboral los pasó en la extinguida lavandería Alba, de Cipriano Moreno, en la calle Real. La calle Pobladores es mucho más humana con ella.
Facebook
Twitter