Calle Anguía

Pocas calles tan “mariñeiras” como la “Anguía”, que busca a la Real desde Pescadores. Si ves desde arriba el trazado de esta calle te das cuenta de que la vieja ciudad de Vigo es muy gustosa por las esquinas y, aparte de costanera, muy de cuestas, que son incómodas para el esqueleto pero dan variedad, contrastan con la monotonía de las ciudades llanas, planas, uniformes.

En una esquina de esta rúa dicen que estaba, dos generaciones atrás, la barbería del Cangueiro, que cortaba el pelo a los niños por 15 céntimos de peseta. En la otra, continúa aunque remozado el viejo Lobo de mar, un restaurante de bolsillo con audiencia exclusivamente marinera antaño y hoy de otra índole pero un lugar que sigue siendo sencillo, asequible de trato con María y su hija Delia y de cocina respetuosa con la tradición y de gran dominio del frito. ¡Qué difícil es freir al punto, aunque digan lo contrario! La última vez que fui allí llevé al escritor José Eduardo Valenzuela con sus 85 años a cuestas y disfrutó la media ración de hígado encebollado como entrante y el variado de pescaditos fritos de plato principal que comimos. Larga vida al Lobo de Mar y a su calle Anguía.

Casco Vello Vigo

Texto: Fernando Franco

Fotografía: Javier Teniente

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