Bar As Chavolas

Pregúntale a Milagros dónde nacieron ella y Juan, su marido, y te contestará sin respirar: “en As Chavolas ¿dónde vamos a nacer?”. As Chavolas es un lugar en el límite de Cenlle y Ribadavia, pasado Ventosela, cuyo nombre viene de unas cuevas que quedaron tras el Diluvio Universal. Bueno, eso dice ella. El caso es que en Vigo una taberna lleva este nombre hace 56 años en recuerdo del pueblo en que nacieron aunque luego ella se criara con sus abuelos en el balneario de Laias, donde éstos, “os ferreiros”, tenían un molino en el Miño.
Uno creció con el “Chavolas” inserto en su paisaje infantil pero tuvieron que pasar años para que entrara en sus intimidades y quedara boquiabierto con sus paredes, llenas de fotos de toda esa ínsula de Barataria que ya lo visitaba en sus bolos teatrales, desde Javier Escrivá a Pepe Sacristán pasando por Analía Gadé o Paco Valladares. No era sólo el vino, ni el marisco, sino la familiaridad y locuacidad de Milagros y Juan lo que fue logrando que, desde que se atrevieron a abrir en el centro de esa para ellos inmensa ciudad llamada Vigo a la que habían llegado de la aldea y recién casados, todo fuera a más y no tardaran mucho en amortizar el préstamo inicial.
El Chavolas vivió momentos de esplendor en los que Juan afirma que llegaba a servir unos 400 litros diarios de ese vino que él mismo iba a buscar al pueblo, trasegaba y cargaba para ahorrar portes. Pasaron los 50, 60, 70, llegaron esos 80 y 90 en que empiezan a poblar las fotos de las paredes dedicatorias de músicos vigueses como Siniestro Total o foráneos como Ariel Rot, llegó el siglo XXI con visitantes de la aristocracia como Cayetano de Alba. Y tiene una característica: sus dueños se pasan la vida diciendo cada año que, ese mismo año, cierran.Casco Vello Vigo

Texto: Fernando Franco

Fotografía: Javier Teniente

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