Adiós navaja, adiós.

Nos parece que siempre han estado ahí y, lo que es más grave, nos parece que siempre van a estar ahí, pero lo cierto es que la nómina de establecimientos vigueses singulares que desaparecen se incrementará dentro de poco con el cierre de la afamadaCuchillería -Paragüería – Taller de Vaciado – Julio D. Cachaldora”. Desde hace un par de semanas la luna de su escaparate, ese mismo desde el que hace años las distintas hojas de una navaja de proporciones casi gigantecas saludan a los vecinos  y paseantes de la Plaza de la Princesa con un movimiento múltiple y casi hipnótico;  en esa luna que protege un rosario de cruces de navajas y de otros objetos destinados al corte de los más distintos materiales; en esa pequeña luna tras la cual cientos de vigueses han reparado sus paraguas  y afilado sus tijeras y cuchillos domésticos cuelga el fatídico cartel que anuncia el próximo cierre del establecimiento por jubilación de sus propietarios.

Es el signo de los tiempos y un proceso natural de renovación del tejido comercial que hace que, por ejemplo, a pocos metros de este taller se haya abierto recientemente un nuevo establecimiento hostelero; pero no por ello muchos habituales de la zona dejaremos de echar de menos el continuo movimiento de esa navaja que, a base de persistencia y precisión suiza, fue capaz de transformar un mero automatismo en casi un saludo cordial.

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