Vig Arquitectura, «hacer ciudad» como objetivo

Desde la pasada semana el Casco Vello cuenta oficialmente con una nueva empresa en sus calles, aunque como se verá más adelante su planteamiento no es sólo económico. Se trata de “Vig arquitectura”, un estudio profesional, ubicado en Ferrería 12, que surge como resultado de la colaboración de las arquitectas Luz Morgade y Rebeca Domato. Ambas con una amplia experiencia de casi dos décadas en el mundo de la construcción contactaron a lo largo de su actividad y, desde hace un año, se plantearon la posibilidad de abrir su propio estudio; la convocatoria del concurso de alquileres del Consorcio Casco Vello les facilitó llevar adelante su iniciativa ya que -señalan- “queríamos instalarnos en una zona céntrica y varios de los locales ofertados se adaptaban por sus dimensiones a lo que estábamos buscando. Y además no cabe duda” -continúan- “de que las condiciones del alquiler suponen una interesante ayuda para el arranque del estudio”. 

Ambas socias cuentan con una amplia experiencia en el sector de la construcción.

Resultaron finalmente adjudicatarias del local que ocupa los bajos de la promoción Ferrería 10-12, tal vez uno de los más singulares de los ofertados al contar con dos plantas, unidas con una distintiva escalera metálica, lo que las ha facilitado el crear dos zonas de trabajo independientes. El local cuenta también con un patio de luces que a pesar de su reducido tamaño facilita la iluminación natural y en el que han añadido mobiliario para su utilización como área de “reposo” durante sus jornadas de trabajo.

Aunque a lo largo de su periplo profesional han pasado por diversas áreas del mundo de la construcción, con la apertura de su estudio intentarán a partir de ahora centrarse en dos aspectos que les resultan especialmente interesantes: el urbanismo y la obra pública en el caso de Rebeca, y la bioconstrucción -el empleo de materiales constructivos que contribuyen a la creación de espacios más saludables- en el de Luz.

 

Apoyo 

Sin embargo, yendo más allá de lo estrictamente técnico y profesional, y desde el punto de vista de la buscada recuperación del Casco Vello, lo que más destaca de las responsables de Vig es su indudable deseo de integrarse en la zona, de -en sus propias palabras “hacer ciudad”. Desde el mismo momento en que comenzaron la reforma del local adjudicado iniciaron contactos con los vecinos y las asociaciones del barrio con el ánimo de colaborar y crear iniciativas para su dinamización. Así, desde su inauguración, las paredes de su estudio se han convertido en improvisada galería que cederán para dar a conocer la obra de artistas emergentes que residen en la zona, especialmente la de aquellos que son alumnos de la Escuela de Artes Oficios, por los que sienten una especial simpatía ante la posibilidad de su cierre. Además, próximamente pondrán en marcha su propio plan de apoyo a aquellos vecinos con menos recursos a los que prestarán, una mañana de sábado cada quince días y de forma absolutamente altruista, asesoramiento técnico en temas relacionados con su actividad (elaboración de planos y/o presupuestos, apoyo en la tramitación de subvenciones…). Un planteamiento, en fin, que supone un paso más en ese camino que desde hace ya algunos años se ha abierto para la regeneración del Casco Vello y ante el que no hay otra opción que mostrar reconocimiento y desear una larga y afortunada trayectoria.

El nuevo Casco Viejo de Vigo

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