Recuerda bien José Rivera los años en que andaba de mozo en la tienda de Julio Mera, y aquel año 1956 en que se independizó con ese diminuto ultramarinos en la Plaza da Igrexa al que enseguida puso letrero: Alimentación Rivera. Desde entonces por ese espacio, concurrido pero tan pequeño que no se sabe qué milagro le permite tener tantas cosas, han pasado cuatro generaciones: su hijo José, su nieto Óscar y sus bisnietos Pedro y Borja. ¡Ay, aquellos años en que tenía alrededor, en amable competencia, a Dositeo Barreiro, a Pablito Vaquero, a Abel y Julio Mera, a Valentín Franco…! Solo queda Arjeriz de esa época en que los ultramarinos no habían sido devastados por supermercados y las grandes superficies.
Texto: Fernando Franco
Fotografía: Javier Teniente