El barrio forma parte de la memoria inicial y sentimental de las personas, nuestro espacio de socialización primitivo en el que aprendimos a hablar, a vivir, a confiar, a sobrevivir, a reconocer valores y antivalores. Visto desde fuera, es la escala básica a partir de la cual se acometen objetivos de regeneración urbana y eso que llaman agendas morales sobre ciudadanía y cohesión.
El barrio es también, según los estudiosos de la sociología, la escala más accesible y posible de intervenir en este contexto en que los diseñadores de políticas públicas no son capaces de controlar los efectos del capitalismo global. Lo dice la Escuela de Chicago: es el refugio del sentido comunitario en crisis, la última trinchera de resistencia de las relaciones de proximidad y los valores ligados al arraigo, la identidad, la memoria y la pertenencia.
Si hiciéramos una exposición fotográfica sobre las gentes de nuestro barrio hallaríamos la posibilidad de detener la mirada sobre nuestros convecinos y su vinculación con el mismo. En un barrio viejo como el de Vigo, sometido a un largo proceso de regeneración, hay viejos y nuevos pobladores, antiguos y modernos comercios, edificios que mudan la piel y calles que son contenedores de historia.
Las fotos y las palabras que las explican son un modo íntimo de entender la transformación de un barrio, y eso es lo que nos proponemos en este espacio.
Texto: Fernando Franco
Fotografía: Javier Teniente
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